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Cómo manejarse con poca energía

El yoga, las técnicas basadas en la conciencia plena y un enfoque inteligente para conservar la energía pueden ayudarte a pasar el día.

Es normal sentir fatiga con algunos tratamientos, pero también podría ser un efecto secundario grave de tu tratamiento. Lo primero que debes hacer es hablar con tu médico cuando sientas fatiga.

De Harvard Health Publishing

Muy pocas cosas agotan la energía tan rápido como el estrés. Recuerda algún momento en que te sintieras estresado incluso antes de recibir tu diagnóstico de cáncer, ya sea por el trabajo, una relación tensa, discusiones de tránsito o la sensación de que el día no tenía suficientes horas para poder hacerlo todo. Agotador, ¿verdad?

Ahora agrégale el cáncer. Incluso si puedes eliminar muchas de las cosas que solían preocuparte, simplemente lidiar con un diagnóstico que te cambia la vida es estresante. Y aunque nadie puede eliminar totalmente el estrés, hay formas de reducirlo cambiando tu estilo de vida para así poder recuperar un poco más de energía.

Practica una rutina de ejercicios

Sí, el cáncer es agotador. Pero hacer ejercicio puede aumentar los niveles de energía al elevar los niveles de hormonas que dan sensación de bienestar en tu cerebro, que te hacen sentir tan bien, y normalmente más energético, después de una sesión de ejercicio. También ayuda a alejar tu mente de los motivos que te estresan y te hace vivir más el momento presente. Las actividades repetitivas como nadar, caminar o correr también calman la mente y pueden ayudarte a dormir mejor por la noche. Ciertos estudios sugieren que tan sólo 20 minutos de actividad aeróbica de baja a moderada, 3 días a la semana, pueden ayudar a las personas sedentarias a sentirse más vigorosas.

Cultiva un hobby

Si encuentras un pasatiempo que disfrutas, ya sea tocar música, pescar con mosca o hacer rompecabezas, podrás abstraerte, distrayéndote de tus preocupaciones. Hacer manualidades también es una buena apuesta. Los estudios en curso indican que la naturaleza rítmica y repetitiva de tejer, hacer ganchillo y otras manualidades o artesanías pueden aliviar considerablemente el estrés reduciendo la preocupación, el enojo, las obsesiones y la ansiedad. Hacer una tarea una y otra vez rompe el ritmo del pensamiento cotidiano, y calma tanto el cuerpo como la mente.

Salir al aire libre

Cualquier persona que disfruta del senderismo, la jardinería, caminar, andar en bicicleta u otras actividades exteriores sabe que salir al aire libre puede ayudar a restaurar cuerpo y alma. Una nueva investigación sugiere que pasar tiempo en la naturaleza también beneficia tu salud de formas concretas, reduciendo tus niveles de estrés y mejorando tu estado de ánimo. Es posible que tu hospital ya tenga un «jardín de curación» donde puedes retirarte a respirar aire fresco, o incluso podría ofrecer oportunidades de jardinería terapéutica para pacientes y familiares. Los estudios de terapia hortícola y jardines terapéuticos confirman que la jardinería y pasar tiempo en la naturaleza se asocian con una serie de beneficios que incluyen reducir la ansiedad, disminuir el estrés, mejorar el estado de ánimo, estimular la memoria y la concentración, y mejorar tu respuesta inmune y tu salud física en general.

Prueba las prácticas mente-cuerpo

Al centrarse en los movimientos controlados y la respiración profunda, las actividades físico-espirituales como el yoga, el tai chi y el qigong pueden reducir el estrés y reforzar la energía. También mejoran el equilibrio, la coordinación y el estado de ánimo. Y como son actividades de bajo impacto, suelen ser una buena opción para personas que están lidiando con los rigores del tratamiento del cáncer.

Para, respira, reflexiona, elige: una forma consciente de lidiar con el estrés

Si tiendes a reaccionar exageradamente a situaciones estresantes, prueba este ejercicio la próxima vez que sientas estrés:

  • Para. Conscientemente tómate una pausa mental. Al decir «Alto», puedes parar la reacción negativa en seco.
  • Respira. Aspira profundamente unas cuantas veces para reducir la tensión física y mira el problema desde otra perspectiva antes de reaccionar.
  • Reflexiona. Pregúntate qué tan mala es realmente la situación. ¿Hay otra forma de verlo? ¿Qué es lo peor que podría pasar?
  • Elige. Decide cómo vas a lidiar con el problema. Acepta lo que no puedes cambiar y trata de resolver lo que puedas.

Recurre siempre a tu médico como tu fuente principal de apoyo.

Siempre debes recurrir a tu médico como tu fuente principal de apoyo. Entendamos el Cáncer Juntos no reemplaza hablar con tu médico o equipo de atención médica. Si tienes alguna pregunta específica sobre tu afección médica, tratamiento o efectos secundarios, comunícate con el consultorio de tu médico de inmediato.