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Cómo hablar con un niño sobre el diagnóstico de cáncer de un ser querido

Esto te ayudará para contarle a tu hijo que un ser querido tiene una enfermedad grave.

De Harvard Health Publishing

Es una realidad que resulta dolorosa: a veces suceden experiencias difíciles y negativas en la vida de un niño, como cuando sus padres u otras personas queridas en su vida se ponen muy enfermos.

Es natural querer ahorrarle a un niño este tipo de noticias, pero no es una buena idea. Los niños captan más de lo que la gente se cree, y a veces hasta se imaginan que las cosas son aún peores de lo que en verdad son. Además, es importante ayudar a los niños a desarrollar las habilidades que necesitan para sobrellevar la enfermedad de un ser querido, así como para lidiar con los momentos difíciles que probablemente vendrán después.

Hablar con un niño sobre el diagnóstico de cáncer: los primeros pasos

Cada niño y cada situación son distintos. Pero aquí tienes algunas sugerencias para pensar en qué decir y cómo decirlo.

Considera la etapa de desarrollo de tu hijo. Esto es muy importante. Los niños más pequeños no podrán entender o soportar mucho, pero un niño mayor o un adolescente querrán y necesitarán saber más.

Recuerda que los niños más pequeños pueden ser muy literales y preocuparse de que pueden «agarrar» un cáncer, o sentirse culpables de que alguien haya enfermado. Los niños mayores entienden más, pero tendrán otras preocupaciones. Si no estás seguro de la fase de desarrollo en la que se encuentra tu hijo, habla con tu pediatra.

Haz primero un plan con tu cónyuge o pareja. Ambos deben ponerse de acuerdo en lo que van a decirle a su hijo. También es importante que piensen juntos en cómo afectará la noticia -y la enfermedad- a los niños; así estarán preparados para manejar las consecuencias logísticas y emocionales.

Encuentra el tiempo suficiente para hablar. Puede que no necesites mucho tiempo, pero es mejor no sentirte apurado. Piensa también que ésta es sólo la primera de muchas conversaciones. En la primera conversación no hace falta que cuentes toda la información que te comunicó el equipo de oncología.

Habla de forma sencilla y directa. En el caso de los niños pequeños, la conversación puede ser tan sencilla como: «Papá está enfermo. Estará en el hospital durante un tiempo. Los médicos están trabajando para ayudarle».

Para hablarles a los niños mayores, puedes decir: «Papá tiene cáncer en los pulmones. Está en el hospital para que le hagan pruebas mientras los médicos averiguan la mejor manera de tratar el cáncer». Usa palabras y frases sencillas.

Sé sincero. Ser honesto no significa entrar en todos los detalles desagradables. Pero sí significa que si la enfermedad es grave, debes decirlo. Cuéntale lo que puede ocurrir a continuación. Por ejemplo, si la persona puede perder el cabello por la quimioterapia. Anímale a hacer preguntas y dile la verdad.

No reprimas tus sentimientos. Si estás triste o preocupado, dilo. Conviene que tu hijo sepa que es normal que él también se sienta así. A medida que pase el tiempo, tendrás que encontrar formas sanas de manejar tus emociones, ya que tu hijo te observará estudiando tu comportamiento. También puede ser buena idea acudir juntos a un profesional de salud mental.

Háblale de las personas que acuden en tu ayuda. El Sr. Rogers, famoso presentador de TV y educador infantil, siempre hablaba de la importancia de señalar a los niños las personas que acuden en tu ayuda en una situación aterradora, como los bomberos. Háblale de los médicos, las enfermeras y otras personas que están ayudando a tu ser querido a ponerse mejor.

Explícale cómo afectará esto a su vida diaria. Los niños de todas las edades se preocupan por esto. Explícale que entiendes que esté preocupado y que estás preparándote para ello. Intenta hacer una lluvia de ideas sobre cómo manejar los cambios que se avecinan, pero asegúrate de reconfortarlo y de que esté seguro de que, pase lo que pase, van a seguir queriéndolo y cuidando de él.

Prepárate para cualquier reacción. Los niños pueden sentirse disgustados, pero también mostrarse enojados, o parecer como que no reaccionan en absoluto. Las reacciones pueden ser de todo tipo, produciéndose cambios de comportamiento o problemas en la escuela. Además, los niños pueden necesitar tiempo para asimilar la información, por lo que sus reacciones pueden retrasarse o variar de un día a otro. Dedica un tiempo cada día para conversar más, darle información actualizada, ver cómo se encuentra tu hijo y si le han surgido nuevas preguntas.

Pide ayuda. Habla con tu pediatra. Consigue que te manden a un trabajador social o a un profesional de salud mental. Acude a tu comunidad religiosa o a cualquier otro apoyo disponible. Criar a un niño es labor de todos en tu comunidad, y esto es especialmente cierto cuando está enferma una persona a quien quiere mucho el niño.